He vuelto a llorar, sí, lo he hecho después de varios meses sin hacerlo, y todo por una puta promesa. No lloré porque me pasase algo en especial, sino por pura impotencia, por cruzar esa esquina y tener en frente a todos mis problemas, tener delante a todo eso de lo que estuve huyendo, no lo entiendo. ¿Cómo puedo ser tan débil? Creía ser una luchadora y no tengo ni idea. La idea de perder me desespera, y eso no me anima a ganar. ¿Qué me queda? No me tengo ni yo, que importará lo demás...
Me debería conformar con estar viva, con tener un techo donde cobijarme y con tener un plato de comida, pero eso nunca me ha dado ningún tipo de consuelo, y ahora, tampoco lo hace. ¿Qué debo hacer? Tengo sueño, pero acostarme últimamente solo significa dar vueltas sobre un colchón mientras pienso en tantas tonterías que ni me deberían importar, pero me importan. ¿Quién se ofrece voluntario a guiarme por este camino oscuro? ¿Eres capaz de dar un poco de luz a mi vida? ¿De hacer que sonría sin tristeza? ¿De salvarme de esta tormenta en la que alguien esta condenada a morir? No, tú no eres capaz, ni siquiera yo lo soy.
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