jueves, 1 de agosto de 2013

Momentos inolvidables.

Y entonces lo vi, estaba allí, saliendo de esa puerta entre decenas de personas. Seguía con esa melena que tanto me gusta, rizada y despeinada, recorría los metros hasta mi junto con esas típicas maletas de aeropuerto, al fin y al cabo ahí es donde estábamos. Recorría con mirada nerviosa a todas las personas que estábamos allí, buscando una cara conocida, mi cara. Te juro que sentí como el mundo se paraba, como todo se quedaba en silencio y mi corazón dejaba de latir justo cuando su mirada se quedo parada en mi. Pero eso no duro mucho tiempo porque desde que esbozo esa sonrisa que tanto me gusta sacarle todo volvió a la normalidad. Empezó a caminar hacía a mi, cada paso que daba aumentaban mis latidos, los nervios empezaron a hacer de las suyas y me descubrí llorando. No puedo decir como me siento, son tantos sentimientos que me recorren, desesperación pero a la vez tranquilidad, alegría, felicidad, amor...
Faltan menos de cinco metros para que no haya nada que nos separe. Esto me parece tan increíble... Hemos estado tanto tiempo luchando por esto, hemos discutido tanto con nuestras familias, aguantando a personas que decían que este amor era falso y que solo era un capricho adolescente... Y ahora por fin te tengo aquí, a cinco pasos, mirándome intrigado pero aún con esa sonrisa inmensa. Sigo llorando, pero de felicidad. En lo que me seco las lágrimas él ya esta a dos centímetros de mi. Me muero por besarle, él se muere por besarme, pero no lo hacemos, todavía no. Nos quedamos mirándonos, sonriéndonos, amándonos sin decirlo pero con la necesidad de gritarlo. Me mira a los ojos y murmura un 'te quiero, princesa' y ahí no puedo resistirme, me lanzo a sus brazos. Empiezo a llorar apoyando la cabeza en su pecho, me abraza de forma protectora mientras me vuelve a susurrar al oído 'ya estoy junto a ti, te amo'. Y me tranquiliza. Paro de llorar y  lo miro y siento como me vuelve a enamorar con esos ojos marrones y esa bella sonrisa. Entonces durante una milésima de segundo pienso que debo estar horrible, debo tener el rimmel corrido y le he dejado marcas de mi pintalabios en su camisa blanca impoluta. Pero a pesar de parecer un mapache me llama preciosa. Y se lo digo. Le digo que le quiero como no he querido a nadie, le digo que su sonrisa me enamora, que cada mirada suya me hace estremecerme, le digo que como entre sus brazos no hay lugar en el que me haya sentido tan segura. También le digo que nadie me ha tratado como él, le digo que es perfecto y finalmente, elevo la voz para que todos puedan oír ese 'te amo'. Y sí, me besa. De repente dejamos de ser dos personas enamoradas para unirnos en el mejor beso que me han dado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario