Soy débil. No podemos negarlo. Si no fuese débil no iría a contarles mis putos problemas, si fuese fuerte no habría llorado con aquel bajón. Yo sola debería poder. Yo debería ser capaz de solucionar toda mi vida, sin necesitar hablar con nadie, sin que nadie me de consejo, sin necesidad de que nadie me diga un 'no quiero dejarte sola'. Como si fuese a hacer algo que no debo. Bueno, más bien como si tu presencia fuese a evitar que hiciese lo que hago. Por muchos mensajes que me envíes, por muchas promesas que haga, si me da un bajón lo haré, lo siento. Sé el daño que me hago, sé las marcas que me dejo, sé todas y cada una de las consecuencias de mis actos. Y veo normal que me juzgues, veo normal que me mires mal, que pienses que soy una mierda. no te lo tendré en cuenta, yo también lo pienso. Soy consiente de lo que hago, sé que decir que soy una mierda no es bueno para mi autoestima pero es lo que soy. Y por eso hago lo que hago, ¿qué más da? Una cicatriz más, una menos. No me importa, no me importa tus preguntas, ni tus malas miradas, no me importa tú opinión ni tú falsa preocupación por mi.
Es bajón tras bajón, son sonrisas falsas tras una tarde de lágrimas, son noches gritando en silencio, y claro, eso hace mella en mi. Me destruye. Hoy hace una semana desde que te eche de mi vida. Duele más que nunca. No me imaginaba que íbamos a terminar así, joder, para que luego digan que amar no duele.
Mejor dejo de pensar en ti, tengo promesas que cumplir y cuando tú nombre aparece en mi mente todo peligra.
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