lunes, 3 de septiembre de 2012

Un año más.


Un año más. Un año más he sobrevivido a esta guerra, la verdad, que la adolescencia esta siendo dura, no me imaginaba que iba a ser tan perra. Ya son 15 los años que he vivido. Ya he tenido tiempo suficiente de aprender lecciones, pero soy mala estudiante.

Mis principios fueron buenos, tuve una infancia feliz, tenía amigos que aún conservo, tengo recuerdos maravillosos, de esos que no quieres que se esfumen, jamás.
Pero, -siempre hay un pero- mi vida se fue torciendo poco a poco a los 12 años.
A los 12 años fue cuando me apartaron de la persona con la que había vivido casi toda mi vida y me tuve que ir a vivir con mi madre.
Creo que se termino mi infancia cuando tuve que recoger mis cosas de la casa de mi abuela e irme. Tuve que dejar a mis amigos atrás para adentrarme en un barrio en el que no conozco a nadie. Me costó mucho adaptarme, ya que de pasar a ver a mis amigos todos los días, los tenía que ver 3 o 4 veces al mes, y el resto del mes, me lo pasaba dentro de mi casa o acompañando a mi madre a sitios que no me interesaban. Me pasaba la mayoría de las tardes llorando en mi habitación por encontrarme sola, cuando mi madre, preocupada, me preguntaba que me pasaba, puf, era durísima en mis contestaciones. Me acuerdo con total precisión las duras palabras que le dije en una ocasión. Pero no me arrepiento de esas palabras, era lo que sentía.
Desde entonces, he pasado unos años duros, por problemas familiares y personales.
En el transcurso de estos tres últimos años, he pensado seriamente en acabar con todo. Pero siempre había alguien ahí, que me decía que no lo hiciese. Cuando no hubo nadie para decirme esas palabras, no era capaz de deslizar el cuchillo lo suficientemente fuerte para que me llegase a cortar, fui una cobarde hasta para eso.
En estos años han pasado muchas cosas que me han marcado: mi primer novio, mi primera –y última- relación a distancia, encontré a mis mejores amigos en una búsqueda de mi misma, encontré el desahogo en la escritura y en alguien que nunca iba a conocer, me empezó a gustar leer, y el rap, fue mi pasión. En esos años aprendí que mis mejores amigos, mis mejores confidentes, nunca iban a estar conmigo, a mi lado, para darme un abrazo, sino que siempre iban a estar apartados por algo que muchos odian, los kilómetros.
En 3 años he derramado muchas lágrimas, quizás demasiadas. He descubierto que soy muy sensible, he descubierto que odio más cosas de las que quiero, que soy cruel y una paranoica. He descubierto cosas que no he querido descubrir. He oído comentarios duros de terceras personas, he recibido abrazos de alguien que no me lo esperaba, y he aprendido que puedes querer a alguien hasta que duela. Descubrí lo que quiero hacer con mi vida, descubrí que me siento mucho mejor ayudando a los demás que intentando ayudarme a mi misma, aprendí que escribir es mi mejor vía de escape, y que leer, me encanta. Descubrí mis gustos, aprendí que no hay que juzgar por las apariencias y que los mejores secretos son los que guardas para ti. He aprendido tantas cosas que me es imposible contarlas.
Hoy he cumplido 15 años, todavía me quedan muchas cosas por vivir. 

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