viernes, 28 de septiembre de 2012

Ya no late por ti.

Voy remontando el vuelo, sigo en pie, sin compañía. ¿Qué si pienso en ti? Pues sí, no te voy a mentir, eso sí, dale tiempo, que te olvidaré, pasara como con todos, eres igual que ellos, no hay ninguna diferencia. Algún día te podré mirar a la cara y decirte, 'ni te recuerdo' 
Me desespero cuando te imagino, me desespero cuando quiero darte celos, aunque ya no nos vemos. 
Sigo oyendo esa canción y pienso en ti, aunque ya no me importa si estás con otra o conmigo, y los puñetazos en el estomago han desaparecido al recordar tus palabras. No te voy a decir que me das igual, por que es mentira pero tampoco que me importas. 
Tampoco te quiero, es algo extraño, son solo recuerdos, y al recordarte, me odio por ello.
¿Por qué te dedico esta entrada? Pues por que es lo que me salió, y he aprendido a que el corazón guía mejor que la razón, ¿me equivoco más? Pues sí, pero me lo paso genial, que es lo que importa.  
Cada día que pasa me doy cuenta que a quién quiero de verdad, lo quería antes, durante y después de estar contigo, a día de hoy mi única pasión es la música, y al menos ella no me decepciona. 
¿Recuerdas esa parte de el corazón que latía por ti?, ahora late por la música, por Nach y Toteking, por Swan Fyahbwoy y Tosko, también late por SFDK y Chojin. Recuerda esto, ya no late por ti. 

martes, 25 de septiembre de 2012

La llamada de la guerra.

Aquella mañana se sintió desfallecer, Marcos no se lo podía creer, le había tocado. Mañana tendría que presentarse en la base militar y cumplir con sus 2 años en el ejercito, tendría que dejar mañana a su familia... 
No se podía hacer la idea de separarse de su hermano pequeño, o de su madre, o de Lorena, su novia. Ella es morena, alta y tiene unos grandes ojos negros que penetran en su alma con facilidad. Están echos el uno para el otro.Marcos no quiere decirle nada a su familia hasta mañana, tiene que pensar en como hacerlo. 

Son las 6 de la mañana, a las 8 tiene que estar en la base. Despierta a su madre y le explica la situación, los dos hablan breve mente con su hermano. Llega la hora de despedirse. Entre lágrimas se abrazan todos y las últimas palabras que se dicen son - Te quiero. 
Llega a la base militar y se presenta, le dan un uniforme y le explican la situación. Marcos debería estar atento pero solo piensa en lo que le deparará el destino en los próximos dos años. 




Micro relato de Lengua. Siento su brevedad, pero son máximo 10 líneas... 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Insomnio.

Kilómetros nos separan,
tú durmiendo y yo pensando, en mi cama.
Cuando no te siento el corazón se para,
Seré yo la que saldrá mal parada. 



Necesito dormir

Me gustas,
te gusto,
pero esto no puede ser.
Y es que por la boca muere el pez,
y yo no estoy dispuesta a morir otra vez. 

Parida máxima | Nadie dice nada.

A él le gusta ella, a ella le gusta él.
Siempre es la misma historia, hablan, se dicen te quieros pero nadie dice lo que siente.
Sobre el amor son siempre las mismas preguntas, las mismas contestaciones.
+¿Quién te gusta?
-Nadie, y ¿a ti?
+Nadie.

Todo es tan distinto, si pudiera decirlo... piensa él. No puedo contarlo, no puedo, piensa ella.
Los dos se quieren, pero piensan que el otro no. ¿Qué hacer en estas situaciones? Los dos coinciden en algo, olvidar. Y eso es lo que hacen. Cada día que pasa hacen lo posible por hablar menos, por encontrar a esa persona que ayuda a olvidar, que pueda reemplazar.
Buscan, se dan celos, hacen ver que son super felices sin el otro. Al final, se pelean, se odian, se olvidan, y quedan marcados por esta mala experiencia.
Con el paso de el tiempo todo se sabe. Se dan cuenta de que se querían, pero han perdido la oportunidad, y todo por querer olvidar demasiado pronto. 

Noches en vela sin provecho.

Tus nadas me matan
y tus todos me ahogan,
cada te quiero tuyo es un nudo a esta soga.
Aunque no lo creas, estoy rota. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

No puede estar pasando.

No me puede estar pasando.
Estoy sintiendo cosas, por ti, que estas a nosecuantos kilómetros de distancia. No, me niego a sentir.
No me saludes más con un corazón o te responderé con un te quiero, y no puede ser. Me niego a querer a una persona que no puedo tocar, ni abrazar ni nada.
No puedo con la distancia, si hay algo que nunca podré aceptar son los kilómetros, no puedo tener una relación a distancia, es superior a mi.
No puedo. 

sábado, 15 de septiembre de 2012

Ilusión sin ilusionado.

Yo sigo con mis imaginaciones, sigo imaginándome que vendrá ese príncipe, me hará sentirme como una princesa aunque no lo sea, y me sorprenderá con una rosa. Sigo imaginándome besando a ese príncipe, que no tiene cara, ni cuerpo, es solo una silueta. No sé si lo hago por aburrimiento, por tener algo a lo que aferrarme para continuar, para hacerlo por conseguir algo 'perfecto' o no sé.
Imaginar historias fantásticas solo me hacen entristecerme. Ya que no tengo nada en la vida, en la vida real, a lo que aferrarme.
No sé que busco, ni por que estoy escribiendo si ni me apetece, ni tengo nada importante que decir.
Solo lo hago por no tener esto completamente abandonado, que es como casi esta, pero bueno.
Sólo tengo una cosa que decir, busco un ilusionado que quiera un poco de ilusión. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Caída sin remedio.

Siento que el mar esta cerca. Cierro los ojos, y doy un paso, y otro, sin saber que estoy pisando ni cuanto falta para dejar de pisar. Sigo con paso firme, sin pensarlo. Avanzo un par de metros y dispuesto a dar un paso más, me paro. No sé por que lo hice, pero me paré, abrí los ojos, y miré donde estaba. No pude evitar pensar que si hubiese dado un paso más me caería por este acantilado. Estaba lloviendo, oía de fondo a las gaviotas, y podía oler el mar.
El acantilado mediría como mínimo unos 20 metros. Tengo miedo a las alturas, me estoy mareando, pero no paro de mirar hacía abajo. Las olas chocando con las grandes piedras me hipnotiza.
Pienso en mi propósito al venir aquí, quería morir pero sin embargo no soy capaz de dar ese paso.
Soy cobarde, soy cobarde hasta para morirme. Ver lo débil que soy me dan ganas de gritar. Y lo hago, grito sobre lo débil que soy, sobre lo que odio, sobre lo que me da asco y sobre por que no consigo nunca lo que quiero, le grito a Dios, le grito a todo, grito hasta quedarme afónico.
No estoy preparado para hacerlo, y decido darme la vuelta e irme, no hago nada aquí, y ya esta oscuro.
Me doy la vuelta, la lluvia me da en la cara con tanta fuerza que tengo que entrecerrar los ojos, pero puedo ver lo suficiente como para ver a lo que sea eso acercarse.
Viene hacía a mi, corriendo, y no es algo, es quién. Baja el ritmo y se acerca tranquilamente, estamos cara a cara y alcanzo a ver quién es, lo conozco, estoy apunto de preguntarle que hace aquí con este tiempo cuando, sin preverlo, me empuja y caigo al vacío. 

domingo, 9 de septiembre de 2012

Lo echo de menos.

Sí, echo de menos esa opresión en el pecho, quizás se fue por que ya he asimilado que te perdí, que solo quieres perderme de vista, su pongo que por eso no me coges el móvil y me has eliminado de todo.
Echo de menos esa opresión sí, pero no como a ti. Te quiero, y lo sabes, ¿me quieres? quién sabe. Ya te lo he pedido, te he pedido perdón, y te he dado muchas explicaciones, te he pedido que me perdonases, y solo me encuentro como respuesta el silencio. ¿No podrías perdonarme? Aunque sea por compasión, confiaré en ti, te lo prometo, pero solo con una condición, solo lo haré si vuelves.
Te quiero, y lo sabes. La verdadera pregunta es si tú me sigues queriendo como antes. 

martes, 4 de septiembre de 2012

Creo que no soy normal.

Me cuesta respirar, el corazón me late demasiado rápido, no lo puedo evitar, bueno, al menos estoy sola, solo tengo que alcanzar el móvil para poder oír música, y se me pasara, supongo.
Logro alcanzar el móvil, en estos momentos agradezco el acceso directo que puse, pongo Crazy Love de SFDK y me limito a intentar respirar, ya que me suceden con frecuencia y sé como tranquilizarme. Pero esta vez es diferente, no lo consigo, la espera se me hace eterna y estoy tardando demasiado, llevo más de 35 minutos intentándolo, todo por culpa de los recuerdos, ¿por qué esta vez no los puedo apartar? Por que los tengo demasiado presentes, estos recuerdos solo sucedieron hace una hora. ¿Por qué quiero llorar? ¿Por qué tiene que ser tan cerdo? No entiendo por qué si estaba conmigo tuvo que buscar también el amor que le daba yo en otras, no lo entiendo. Todo es por culpa de ese cabrón de Jorge, no entiendo como pude salir con él, soy media tonta, eso seguro.
Empiezo a pensar que no tengo remedio, quizás este sea mi último aliento, me tumbo como puedo en la cama, y cierro los ojos, esperando el fin o recobrar la respiración y seguir con mi vida. Entran mis padres, en el segundo justo en el que cierro los ojos y expulso mi último aliento. Quiero hacerlo, quiero acabar con mi vida. Pero pienso, y es que esta será la última vez que me verán sonreír, espero que se queden con eso. 

Recuerdos rescatados del pasado.


Las noches que he pasado en vela he aprendido a valorar el silencio. He aprendido que lo que no te dice las palabras no te lo dirá el tiempo. Todos dicen ‘‘tiempo al tiempo’’, pero, el tiempo es el peor consejero, solo encontrarás las respuestas si decides resolver el problema, si te quedas de brazos cruzados, ahí seguirá.
El tiempo no resuelve problemas, no recupera amistades ni arregla parejas, el tiempo, lo único que hace es pasar, y no espera por nadie.
No corras, tomate las cosas con calma, que por hacer todo más rápido no vas a salvar tú alma, al contrarío, cuando llegue tú fin te arrepentirás de a ver vivido así.
Hoy estoy melancólica, no quiero crecer, son 15 años y me pesan como si fueran 20. No me duele cumplir años, me duele perder los pasados, saber que esas carreras con tus amigos no las volverás a recuperar, ya sea porque ya no te importa quedártela, o por las apariencias que hay que guardar.
Me acuerdo de cuando jugaba a  las casitas con mi abuelo, o cuando le hice una búsqueda del tesoro chorra a mi prima pequeña, já, que tendría yo, ¿10, 11 años? Y solo lo hice por que lo vi en la tele, y allí, la niña estaba muy contenta, solo quería que mi prima se pusiese igual que ella. Me acuerdo como era capaz de esconderme en cualquier sitio con tal de que no me pillaran, debajo de los coches, en los jardines, portales, y cuando me sentía más atrevida, pedía a gritos que me cogieran, joder, cuantos recuerdos…
Recuerdo ese fin de año que discutí con una amiga. Cada cicatriz en las rodillas o en los codos tiene una historia. Todavía recuerdo como en el patio de prescolar, mis amigos y yo, jugamos al rugby, recuerdo como me caí de cabeza en una de las embestidas, todavía me rio al recordar la cara de preocupación de la cuidadora del comedor, nos prohibió estar en el patio ese nosotros solos, y menos jugar al rugby.
Lo que más me duelen de los recuerdos es que son parte del pasado. Ahora, mi prima no es tan pequeña, tiene casi 10 años, ahora ya no juego a las cogidas, ahora hago otros deportes, como jugar al baloncesto. Ahora las discusiones no se arreglan con un ‘te ayudo a coger a tal si te llevas conmigo’, ahora son más duras. Ahora si te caes te levantas, sin caras de preocupación a tu alrededor ni prohibiciones.


Cuando paso por la calle y veo a niños corriendo, jugando, siendo felices, no me puedo evitar preguntar si cuando crezcan un poco más se les esfumará toda la felicidad, como me paso a mí. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Un año más.


Un año más. Un año más he sobrevivido a esta guerra, la verdad, que la adolescencia esta siendo dura, no me imaginaba que iba a ser tan perra. Ya son 15 los años que he vivido. Ya he tenido tiempo suficiente de aprender lecciones, pero soy mala estudiante.

Mis principios fueron buenos, tuve una infancia feliz, tenía amigos que aún conservo, tengo recuerdos maravillosos, de esos que no quieres que se esfumen, jamás.
Pero, -siempre hay un pero- mi vida se fue torciendo poco a poco a los 12 años.
A los 12 años fue cuando me apartaron de la persona con la que había vivido casi toda mi vida y me tuve que ir a vivir con mi madre.
Creo que se termino mi infancia cuando tuve que recoger mis cosas de la casa de mi abuela e irme. Tuve que dejar a mis amigos atrás para adentrarme en un barrio en el que no conozco a nadie. Me costó mucho adaptarme, ya que de pasar a ver a mis amigos todos los días, los tenía que ver 3 o 4 veces al mes, y el resto del mes, me lo pasaba dentro de mi casa o acompañando a mi madre a sitios que no me interesaban. Me pasaba la mayoría de las tardes llorando en mi habitación por encontrarme sola, cuando mi madre, preocupada, me preguntaba que me pasaba, puf, era durísima en mis contestaciones. Me acuerdo con total precisión las duras palabras que le dije en una ocasión. Pero no me arrepiento de esas palabras, era lo que sentía.
Desde entonces, he pasado unos años duros, por problemas familiares y personales.
En el transcurso de estos tres últimos años, he pensado seriamente en acabar con todo. Pero siempre había alguien ahí, que me decía que no lo hiciese. Cuando no hubo nadie para decirme esas palabras, no era capaz de deslizar el cuchillo lo suficientemente fuerte para que me llegase a cortar, fui una cobarde hasta para eso.
En estos años han pasado muchas cosas que me han marcado: mi primer novio, mi primera –y última- relación a distancia, encontré a mis mejores amigos en una búsqueda de mi misma, encontré el desahogo en la escritura y en alguien que nunca iba a conocer, me empezó a gustar leer, y el rap, fue mi pasión. En esos años aprendí que mis mejores amigos, mis mejores confidentes, nunca iban a estar conmigo, a mi lado, para darme un abrazo, sino que siempre iban a estar apartados por algo que muchos odian, los kilómetros.
En 3 años he derramado muchas lágrimas, quizás demasiadas. He descubierto que soy muy sensible, he descubierto que odio más cosas de las que quiero, que soy cruel y una paranoica. He descubierto cosas que no he querido descubrir. He oído comentarios duros de terceras personas, he recibido abrazos de alguien que no me lo esperaba, y he aprendido que puedes querer a alguien hasta que duela. Descubrí lo que quiero hacer con mi vida, descubrí que me siento mucho mejor ayudando a los demás que intentando ayudarme a mi misma, aprendí que escribir es mi mejor vía de escape, y que leer, me encanta. Descubrí mis gustos, aprendí que no hay que juzgar por las apariencias y que los mejores secretos son los que guardas para ti. He aprendido tantas cosas que me es imposible contarlas.
Hoy he cumplido 15 años, todavía me quedan muchas cosas por vivir.