Eramos como polos opuestos, yo la Luna, tú el Sol, oscuridad deslumbrante, mentira y verdad, apariencia y realidad, nunca y siempre, insignificante y grandeza, frío y calor, tristeza y felicidad, yin y yang, nunca y siempre, tu y yo. Odio rechazando al rencor, mientras, tú buscas en mi interior, já, buscas amor, pobre iluso. Vibro, retumbo, tiemplo, las piernas fallan al ver como te acercas, eres como el fuego, ardo cuando toco tu pecho y joder, como lo echo de menos ahora que no lo poseo.
Oprimidos, alejados, huyendo, tu y yo, uno del otro, buscando la plenitud en los ojos de desconocidos parece ser que nunca comprendimos lo injusto que es llenarse gracias a la sonrisa de otro. Que injustos eramos cuando tu me sonreías y nos perdíamos sin pensarlo, cuando intentábamos encontrarnos desesperadamente en los labios del otro. Que hablo de injusticias si injusto es no poder volver a perderme en esa preciosa sonrisa, injusto es que no me encuentre en ningún otros labios y que ninguna mirada me ha vuelto a producir lo que me producías tú al hacerlo.
Cuando pasó lo inevitable, cuando el orgullo nos separó seguimos esperando impacientemente a que el otro nos encontrase, como si pudiese hacerlo, fuimos tontos. Realidad, triste y dura realidad, un día los besos se acabaron, un día el orgullo fue un motivo más para culparnos, joder, nosotros dimos sentido a tirarnos los trastos, sino que se lo digan a los platos que volaron, o que hablen con ese portazo, él puso el punto final a esta historia, si todavía no me creen habla con él, o con estas lágrimas que derramo por su culpa, seguro que son igual de frías que esa última mirada que me echó. Debió de saber que ese 'ya no te quiero' no era real, lo sabe, sabe que seguía esperando a que me encontrase, pero no lo hizo, y no le culpo, yo tampoco supe encontrarme.
Quizás, solo quizás todo ocurrió porque no supimos amarnos, quizás sí, haciéndolo nuestro, a nuestra manera, quizás eso sea el verdadero amor, pero, no sé porqué, lo dudo. Aunque, ¿qué más da si fuese o no amor? Mataría por volver a buscarme en cada recoveco de tu boca, y debo decir que no he vuelto a dormir bien desde que no cuento tus lunares antes de acostarme, que nunca he adorado tanto una imperfección como adoro ese hoyuelo en la mejilla derecha que se te forma cuando te ríes a carcajadas. No puedo decir que no te echo de menos, no puedo mentirte y decirte que no añoro eso de tenerte, pero, somos polos opuestos, y sí, que los polos opuestos se atraen, pero nadie me contó que la historia nunca acaba bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario