lunes, 5 de noviembre de 2012

Un buen sueño.

Y ahí estaba otra vez, ese maldito reloj, odiaba todo de él. Odiaba su color marrón fuerte, sus números romanos que marcaban cada segundo que pasaba, odiaba la forma en la que sonaba cada seis horas, odiaba todo, absolutamente todo de él. Incluido a su dueña.
La señora Jhoson, mi vecina, era la dueña de ese maldito reloj, y decidió ponerlo en la única habitación en la que compartimos pared, justo en la pared donde esta mi cama.
Estaba harto de ese reloj, no podía dormir una noche completa, me estaba afectando.
Eran las 10 de la noche y me moría de sueño. Sabía que me iba a despertar dentro de solo 2 horas, pero al menos podría descansa un poco.

Me desperté, serían casi las 6 de la madrugada. Me he despertado solo, sin ningún ruido causado por cierto reloj. Me entusiasmo la idea de dormir siempre así, sin alteraciones en el sueño y poder despertarme cuando a mi me diese la gana. Y de repente se me ocurrió una idea, no era la primera vez que lo pensaba, pero, si era la primera en la que estaba tan entusiasmado.
¿Y si entro en la casa y robo el reloj, y lo destruyo?
Después de unos escasos 5 minutos lo decidí, iba a hacer justamente eso.

Me vestí con la ropa más oscura que tenía y me dirijo a la casa de al lado. Con suerte ha dejado otra vez la puerta abierta para que el fiestero de su hijo no tuviese que tocar. Y así era. Todo estaba oscuro, muy oscuro, no sabía donde pisaba, solo quería no hacer ruido. Y lo estaba consiguiendo,  hasta que algo me delato.
Le di con la pierna a una figura de cristal que se rompió, haciendo demasiado ruido como pasar desapercibido.
Pude oír como desde el cuarto de la Señora Jhonson ella mismo gritaba un ‘’ ¿Quién anda ahí?’’
En su voz podía notar el miedo y la ansiedad, no puedo decir que no me gustaba esa situación, se lo tenía merecido. Ella se levanto, con miedo. Llevaba puesta una bata de flores con unas zapatillas moradas de andar por casa. Su cara fue épica cuando me vio, la mía debió de ser la misma cuando oí a la policía decir que ya estaba en camino.

Corrí, busque la habitación donde estaba el reloj, y después de entrar en 2 habitaciones distintas la encontré. La habitación estaba llena de trastos. Había un viejo sillón, una mesa apoyada en la pared, varios muebles y figuras y por último, en una esquina, apoyado en la pared, ese maldito reloj.
La señora Jhonson se acercaba, estaba gritando que me fuese, que había llamado a la policía y que tenía un cuchillo en la mano,  pero no me importaba. Tenía una especie de obsesión, quería acabar con ese reloj por encima de cualquier cosa, pero lo faltaba tiempo.
Oía las sirenas, estaban cercas, quizás a solamente una calle de distancia. Atravesé el cuarto y cogí el reloj y salí corriendo. Mientras salía pude ver llegar a la policía.
Eche a correr, pero la policía me siguió, estaba en un puente, y tire el reloj hacía el agua, por fin me había desecho de él. La policía todavía me seguía y estaban cerca muy, muy cerca. Gire y me metí en ese callejón oscuro.
Parecía que me había librado, pero, de repente lo oí, un sonido estruendoso que en ningún lugar podría  pasar desapercibido. Entonces, prestando atención, supe que volvían a ser las doce de la noche gracias al maldito reloj, y que todo eso, solo había sido un sueño, un maravilloso sueño.

Cuento para Lengua. 


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