Ni te conocía, solo por una mirada furtiva y una misera sonrisa me habías impresionado, cada vez que iba al instituto te veía y la sonrisa se convirtió en costumbre. Cada vez que se acercaba el momento de verte, aunque solo fuese hasta que arrancase de nuevo la guagua, me hacía feliz. Cada día, una nueva sonrisa, cada día, me impresionabas querido desconocido, solo ansiaba conocerte. Pero, como todo, cuando más te deseo, desapareces. Y un mes después, me sigo preguntando, ¿Porque has desaparecido, querido desconocido?
¿Porque lo has hecho justo el día en el que decidí intentar conocerte más?
Adiós querido desconocido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario