Era un día feliz, divertido, exactamente igual que otras fiestas. Celebrábamos la fiesta correspondiente del día de canarias, el 30 de mayo. Estaba feliz, sonreía, cantaba, bailaba y gritaba cuando era correspondiente. Cualquiera diría que estaba alegre, que conocía la verdadera felicidad, y yo, no podía desmentirlo, era la realidad.
Mientras mejor me lo pasaba vino la secretaría con su traje típico y con su moño desarreglado por el ajetreo del día, lucia exactamente igual que los últimos 3 años. Decía que se necesitaba mi presencia en secretaría, que alguien me estaba esperando allí. No sabía quién podía ser, y ahora prefiero no saberlo. Él estaba de pie junto a la puerta, a su alrededor varias amigas mías desesperadas por conocer mi reacción. Creo que no era la que ellas esperaban. De repente pasé de la máxima alegría a la pura rabia, a la furia sin control, y todo por reconocer su cara recién afeitada, necesitaba hacerle saber cuánto asco le tenía, y así lo hice. Allí estaba, a tres pasos de mi, la persona que solía ser mi mejor amigo.
- Lu... Luis...
- ¡Vaya! Parece que te acuerdas de tu mejor amigo- Dijo esbozando una sonrisa ganadora.
Desde que vi su sonrisa supe que era eso lo que quería, que yo me sintiese furiosa, que me enfadase con el mundo. Lo sabía, pero le dí el gusto de verlo.
- ¡Claro que me acuerdo! - Dije mostrando una sonrisa llena de maldad- ¿Cómo olvidar una mierda tan grande?
Tan rápido como vi su cara de sorpresa, me fui. Seguía furiosa, con ganas de gritar, pero claramente no podía. Mientras caminaba pude ver rápidamente un banco apartado de toda la fiesta, así que no dude ni un minuto en irme hacía allí. A los pocos minutos de sentarme llego Alejandra, mi mejor amiga desde los 3 años. Yo buscaba consuelo y ella... ¿ Parecía enfadada?
-Ale... ¿Se puede saber porque estás enfadada?
- No estoy enfadada- dijo bruscamente.
- Ale, joder, que nos conocemos - dije alzando un poco la voz.
- Nada Silvia, no pasa nada.
Ese fue mi límite. Tenía a el que era mi mejor amigo en mi mismo instituto y ahora mi mejor amiga se había enfadado conmigo sin motivo aparente, ¿Qué coño le pasa hoy al mundo?, ¿Quiere destruirme?
- ¡Joder! ¡Pero que coño he echo Alejandra! ¡No he hecho absolutamente nada! - Dije dejando que se apoderase de mi la rabia sabiendo que lo arrepentiría.
- ¡Ese es el problema ! Nunca haces nada. Tenías a tu mejor amigo delante tuya y ¿solo tienes que decirle eso? ¿Sólo tienes que decirle que es una mierda? ¡Después de todo lo que te ha ayudado y tu vas y le dices eso! - Dijo indignada.
No podía creer lo que oía, mi mejor amiga diciéndome esas palabras tan crueles y echándome en cara mi acción de hace unos minutos. No me lo podía creer porque ella sabe perfectamente todo el daño que me hizo Luis.
- ¡Sí Begoña. Sólo tenía que decirle eso, me ha ayudado mucho pero también me ha echo mucho daño, joder, que es a mi a quién insulto y no a ti! Adiós Begoña.
Me fui, pero estaba vez del instituto. Había caminado varios metros y oía sus gritos, oía todos los insultos que gritaba en plena calle contra mi persona, y seguía sin saber porque lo hacía.
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